viernes, 18 de junio de 2010

SIN


Nació sin techo. Y por nacer se quedó sin madre. Y por quedarse sin madre, su padre huyó. Creció unos centímetros entre los hermanos y los cartones. Y así como nació, sin techo, ya sin madre ni padre, aún pequeño para resentirse, un día no despertó.


Publicado en lanacion.com - Minicuentos

lunes, 14 de junio de 2010

PLEGARIAS PARA LA PREVIA


Con mi absoluto respeto por la fé católica.


Por la señal de la FIFA, de nuestros enemigos líbranos Señor. En el nombre del Diego, de Messi y del espíritu de Mascherano. Amén.

Creo en Diego, Padre todopoderoso, creador del amague y la gambeta. Creo en Lio Messi, su único Hijo, nuestro Señor, que fue conocido por obra y gracia del Barcelona, nació en Rosario, Argentina, padeció bajo el poder de Ñúls y por River reprobado, fue denostado y luego deportado, descendió a los infiernos y al tercer día en catalán lo inscribieron, subió al Camp Nou y ahora está sentado a la derecha de Diego, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a golear a vivos y muertos. Creo en el espíritu de Mascherano, la santa cabeza de Heinze, el milagro de Palermo, el potrero del Kun y del Apache, el perdón de los pecados de Verón, la resurrección de Garcé, la definición del Pipita, las manos de Romero, la marca de Burdisso y la gloria eterna. Amén.

Diego nuestro que estás en Sudáfrica, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu genio, hágase tu voluntad, en el entrenamiento como en la cancha. Danos hoy nuestro gol de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos los goles que se pierden; no nos dejes caer en la tabla y líbranos de volver antes de cuartos. Amén.

Gloria al Diego, a Messi y al espíritu de Mascherano. Como fue en el 78 y el 86, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, Amén.


sábado, 12 de junio de 2010

UN MUNDIAL PARA MIS HIJOS



Ya estamos... Esto ya empezó. Cuatro años esperando y en cuestión de horas ya estamos en la cancha. Ya preparé la camiseta, elegí el lugar del sillón, más o menos armé la agenda de dónde voy a ver cada partido, cargué en el teléfono un fixture interactivo, les avisé a los chicos que durante un mes hay recorte de Cartoon Network y Discovery Kids, anoté un par de excusas convincentes para llegar tarde al laburo y otras tantas para irme antes... Me falta combinar los encuentros familiares para no coincidir con mi vieja cuando juegue Argentina. No es por nada má, pero no vamos a discutir justo ahora por el Diego, no?

La verdad es que no tiene cucardas como DT, pero los otros tenían y volvimos con las manos vacías. Qué se yo, ya estamos ahí, y no es que quiera ganar de cualquier manera y a cualquier precio. Quiero ganar bien, viviendo minuto a minuto, jugando como los mejores, escuchando una avalancha de “oles” en la tribuna.

Quiero que traigan la copa aunque después un tal Fernandez le haga pegar un cartelito que diga “Gestión Cristina Fernandez de Kirchner”. Lo podrían sumar a los festejos del Bicentenario, no?

No importa, eso no importa. Lo que sí me importa es que este mundial sea especial. Quiero que sea un regalo para mis hijos, que aprendan en este campeonato a sentir el fútbol. Los quiero afónicos de tanto gritar GOOOOOOOOOOOOOL!!!

Quiero que se emocionen junto con los jugadores mientras cantan el himno. Quiero que se enojen cuando vayamos para atrás y que le griten al televisor “dásela a Messiiiiiiiii”, que faltando quince minutos le pidan a la pantalla “Poné a Palermooooo”. Deseo verlos abrazados al padre celebrando una genialidad del Apache o del Kun.

Sueño con ver un equipo pujante, once valientes, veintitrés valientes armados hasta los dientes con una gambeta en el botín de la pata habilidosa, un caño en el otro, una palomita y una rabona entre las canilleras, una colección de pases justos en cada bolsillo, un par de cabezazos siempre a mano y la celeste y blanca pintada en la piel.

Sí, pintada en la piel. Anhelo así los goles y gritarlos fuerte, con la boca abierta al mundo, envueltos en la bandera con un hijo a cada lado, los puños apretados y un carajo que acompañe el alarido.

Diego, juguemos como nunca, si es posible que nos de asco tanto baile, que dejemos de hacer goles por piedad al contrario. Por favor, hacé que sientan lo que vos sentiste, que dejen el alma en la cancha. Regalanos un banquete en bandeja de plata en cada partido, hacé que corran, que transpiren, que jueguen, que potreen, que se diviertan con la pelota. Que sueñen con la gloria, con el abrazo argentino. Aquí estamos, alentando desde siempre. No, no estamos aquí, estamos ahí, en Sudáfrica, todos somos la selección, todos estamos en la cancha, empujando la pelota, inclinando el terreno, agarrados de la mano. Soñando que podemos.

Diego, no te lo pido como argentina, te lo pido como madre. Gracias.