domingo, 12 de septiembre de 2010

BUENDIA

Sube al vagón apurada y taconeando. La miro desde mi asiento. Los pies le miro, los quince centímetros de taco que la prolongan. Tacos de charol, charol ajado, cuarteado, gastado.
No más alta que yo, voluminosamente delgada, tiene minifalda negra, ajustada, remera de lycra violeta con inscripciones en plateado, chaqueta negra a la cintura, entallada y medias negras.
Lleva una cartera enorme, negra, de tiras largas y una botella de Aquarius pomelo de litro y medio recién abierta y sin tapa.
Se sienta enfrente mío y acomoda sobre su falda la cartera y sobre el hombro derecho su espeso y largo cabello también negro que usa recogido en una cola de caballo alta que le llega hasta la cintura.
Es muy bonita. Llamativamente hermosa, maquilladísima para las siete y media de la mañana. Los ojos grandes, rasgados con delineador negro. Los párpados amplios, felinos, con sombra gris platinada. Largas pestañas arqueadas con rimmel, espesas, artificiales, grumosas. Cejas gruesas y depiladas enmarcan su vista profunda y desafiante. Honda la mirada que abrazan. Aros grandes en las orejas despejadas. Collares y pulseras. Anillos.
La piel, blanca. Los pómulos marcados, huesudos. La boca carnosa, pulposos labios sin botox. Labios para morder con desenfado en un beso.
Desde que se sentó no para de tomar agua groseramente del pico de la botella. Bebe y se limpia la boca con el antebrazo dejando escapar un “Ahhh...” luego de cada prolongado sorbo.
En cada trago tira la cabeza hacia atrás, muy atrás como para dejar un camino bien directo, recto, entre la boca y el estómago. Llegando a la segunda estación ya le queda menos de la mitad de la botella.
Le suena el celular. Aprisiona el envase de pomelo entre las piernas y revuelve la cartera hasta que lo encuentra. Tiene un mensaje de texto que lee y se ríe. Lo vuelve a leer y se ríe a carcajadas. Todo el subte la mira, pero ella no lo registra. Guarda el celular y vuelve a tomar de la botella. Se sigue riendo sonoramente, y con la risa escupe agua de pomelo.
Vuelve a poner el agua entre las piernas y escarba otra vez en el bolso. Saca un pastillero y pone pastillas en su boca. No sé cuántas. Sacude la cabeza y toma todo lo que queda en la botella. La apoya, vacía, en el piso y la sostiene entre sus pies rotos de charol. Reanuda la búsqueda en la cartera y saca el celular. Lee el mensaje. El mismo mensaje. Y se ríe. Mucho. Fuerte. Se ríe como si estuviera en una fiesta, o como si estuviera sola.
Aún con la carcajada sonando apoya la cabeza en la ventana y cierra los ojos. Quizás se quedó dormida.
Dos estaciones después, casi llegando a Plaza Italia se levanta de golpe, patea la botella, toma la cartera con la mano de las dos manijas juntas y empuja a tres o cuatro personas que van paradas.
Se apoya en la salida del vagón y espera. Cuando la puerta se abre se agarra del pasamanos lateral, se inclina hacia afuera y vomita. Vomita hastío, abandono, un litro y medio de Aquarius de pomelo, frustración y cien jóvenes años de soledad.

3 comentarios:

  1. Reír fuerte, tomar de más, tragar pastillas, el hastío y la soledad, las ganas de "devolver" todo eso... a veces no tenés la suerte de marearte lo suficiente en el subte. A veces vas de cabecera a cabecera siendo el espectáculo bizarro y llamativamente hermoso de otros. Qué doloroso reconocerse así, no? Impecable descripción, imaginate!

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  2. A Adriana:
    Ay talento quien te diría, vos que pensabas que sabías de todos tus hijos. Ay talento no te ufanes de conocerlo todo. Te acaban de sorprender, y si bien –por el momento- escribe poco, ya adquirirá el oficio, no te desentiendas porque te lleva en la sangre. Y si… más te vale, prepara tu casa, acomoda almohadones, abre las sillas plegables, haz lugar en el placard… como quieras… porque ella llegó para quedarse.
    ¡Felicidades!

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  3. Susana:
    Soy capaz de llorar con una publicidad de sopas, imaginate cuánto más leyendo tus palabras.
    No tengo forma en este recuadro de agradecerte el comentario.
    Tan verborrágica soy habitualmente, como muda en este instante.
    Simple y sinceramente, gracias.

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"Quien escribe es escritor sólo si ha encontrado quien lo lea."
Gracias por leer y comentar!!