domingo, 31 de octubre de 2010

CARRUSEL

Gira. Mientras la música suena, gira. Cada uno va en su corcel sonriendo y saludando. Algunos suben, otros bajan. Están los luchadores, los atrevidos y algún que otro prepotente que montan sobre la fila externa y están quienes quedaron rezagados, los tímidos o los que, cómodos eligieron retozar en la fila interna.

Dan una vuelta. Dos. Y tres. Pausa para pensar. Cambiar o seguir. Algunos permanecen en su caballo, otros cambian al de adelante, y no falta quien se apresura y se abre paso para ocupar el landó que dejó vacante el petiso que se bajó. Boletos. Siempre hacen falta boletos. Vuelve a girar y envuelve el aire una alegre y trillada polifonía. En algún punto, la sortija. Quién no quiere la sortija? Algunos permanecen del lado de adentro. Otros hacen trampa. Es sólo un instante de la vuelta, pero suficiente para mostrar quién es quién. Algunos miran de soslayo. Otros sólo ríen. Y están aquéllos para quienes es el todo o nada. Y el calesitero elije, como un dios superpoderoso. Zarandea el sortijero y esquiva una mano o lo deja quieto y le sirve en bandeja la vuelta adicional al preferido. Y así nomás alguien tiene un giro gratis y mirará triunfante a los otros como si fuera mérito propio.

Si estás arriba seguís rodando así, hasta que se te acaban los boletos y no te toca la sortija. Entonces te bajás. Y el carrusel sigue girando, para otros. Como la vida, que siempre sigue andando, hasta que un día, lo hace sin vos.

domingo, 17 de octubre de 2010

HAY LUNA AFUERA

Para mis hijos.
Para cada uno de ellos.

Hay luna afuera y camino, desde mi cuarto al tuyo, para ver que tus sueños sean serenos y buenos. Te acaricio despacito para no despertarte, pero lo suficiente como para grabar tu suavidad en mi mano. Te beso la mejilla, lentamente, para que se guarde tu sabor aún niño en mi boca. Me alejo unos pasos, ya regresando a mi lecho, y volteo a mirarte con ojos luengos, para alcanzarte en este minuto, antes de que crezcas ya tanto que tenga que pedirte permiso para poderte abrazar.

Hay luna afuera, hijo, y hay otra estrella desde que soy tu mamá.