miércoles, 24 de agosto de 2011

JUNTOS A LA PAR

Anoche me quedé dormida con mi mano sobre la tuya, como tantas otras veces. Y mientras me dormía pensaba o sentía (o quizás ambas cosas a la vez), que ya no me acuerdo de ese tiempo en el que no te conocía, que pasaron no sé cuántas cosas desde que el YO se hizo NOSOTROS. Pensaba en los treinta y siete metros cuadrados que se hicieron sesenta y cuatro porque de dos pasamos a ser cuatro y en el auto verde en el que no hubieran entrado las bicis. Me acordaba de los amigos que nos hacen el aguante, de la familia que nos sostiene, de los que ya no están y nos hacen falta. Pensaba en que decidimos empezar justo cuando en el país parecía que todo se terminaba. Y que apostamos acá.
Sentía entonces, que no fueron en vano los sueños en los que nos embarcamos, las utopías por las que aún luchamos.
Y también me venían a la mente fotos viejas en las que yo corría sola de un lado a otro tratando de atrapar pedacitos de vida que se me iban escapando en la corrida.
Pero gracias a vos, hace hoy diez años que camino lento. Camino lento porque voy a tu lado, porque prolongo así el momento, el instante mágico de cada paso, la sorpresa cotidiana de construir futuro. Porque disfruto de la bella policromía de amarnos, de la sutileza de entendernos sin hablar, del calor de tu piel en la mía y de la certeza de envejecer en tu compañía.