miércoles, 19 de diciembre de 2012

MOROCHITO EGRESADITO

Para mi hijo menor,
que ya es grande.

La primera vez que fuiste al jardín lo hiciste dentro de mi panza. Fuimos y vinimos juntos desde que eras un porotito hasta que saliste con casi tres kilos y medio. Blanquito, blanquito naciste. Casi transparente. Y sin pelo. Ni cejas tenías. Y ni se te veían las pestañas de tan rubias. “Miren que lindo morochito hicieron”, nos dijo la obstetra. Y así te quedó. Nuestro Morochito. Con mayúsculas.

Y seguimos yendo al jardín a llevar a tu hermano y a pasarlo a buscar. A upa, en el paragüitas y caminando. Fuiste conmigo, con papi y con tía Mary que te mima desde que naciste cuando nos vamos a trabajar. Y te saludaban las seños, y te tenían en brazos y te preguntaban cuándo ibas a ir vos también a jugar. Y ese día llegó antes de lo pensado. No tenías aún dos años cuando decidimos con papi que fueras al jardín. Nos recibió Nancy y nos presentó a Loly, que hizo bollitos todos mis miedos y mis angustias y se fue a la sala con vos en brazos cantando la canción de la papa.

La idea de la jornada simple se transformó en jornada completa con comedor en apenas una semana. No había forma de retirarte a mediodía. Nancy y Loly me hicieron ir a “espiarte” para que viera cómo te divertías en esa sala llena de “Solcitos” y con qué amor la seño Paula te cambiaba los pañales. No hablabas ni una palabra en mayo, ni mamá decías. Con suerte se te escapaba un “mmmaMMM”. Sin embargo, vendiste escobas y escobillones para el día de la Patria. Después de las vacaciones de invierno hasta cantabas. Creaste un hippie divino con pañuelo vincha y enorme símbolo de la paz en el pecho y un hermoso Papá Noel para terminar tu primer medio año de jardín. Abrazaste a Loly y a Paula y parecía que no las ibas a soltar nunca. Y nosotros tampoco.

En 2010 fuiste “Estrellita” y te recibió la seño Agus. Me preguntó cómo eras, y le dije “flower power”. Me miró raro, pero cuando terminó el año me dijo que era la mejor descripción que podían haberle hecho sobre vos, que eras un espíritu libre. La seño Silvi te acompañó y te ayudó a dejar los pañales. Y así, bailaste folklore para el día de la Independencia y Colores para el día del maestro. Y para finalizar el año te tocó ser el musculoso más flaco de toda la historia del circo.

Llegó el 2011 y fuiste “Lunita”. La seño Anto inundó de ternura este año. Entre su dulzura y la tuya tu cuaderno y tu carpeta son un pegote de dulce de leche y chocolate. Junto con la seño Maricel llenaron hojas y hojas de carpeta. Cómo trabajaron ese año!!!!! Fue un enorme salto para vos. Cambiaron tus dibujos y aprendiste a escribir tu nombre. Tomaste confianza para las manualidades y, sin temor a equivocarme, delineaste tu personalidad. Recuerdo haberte dicho que no agarrabas bien el lápiz y me contestaste “la seño Anto tampoco y es seño”. Tomaste amor por los cuentos y fuimos al jardín a leer uno de “La brujita”, tus favoritos. Y tocaste el bombo para el 25 de mayo y bailaste el “La canción del jardinero” para el 9 de julio con un poncho rojo que tuvimos que hacer en casa y cuyo diseño elegiste vos, con esa personalidad única de la que hablo. Qué trabajo me dio ese poncho y qué feliz me puso tu carita cuando lo viste!!!! Aun tengo en la biblioteca el portarretrato que pintaste con tus deditos y la camisa naranja con moño que luciste pintada para bailar Footloose guardada en el placard. Todo el verano cantamos y bailamos Footloose. Y ahora escribo esto, me acuerdo y me ruedan dos lágrimas gordas por las mejillas. Maravilloso acto el de ese año. Parecía que no ibas a poder despegarte de Anto. No existía posibilidad alguna de cambiar de seño.

Pero no se podía evitar el cambio y se vino el 2012. Cuando volví de la reunión de padres te dije que tu seño iba a ser Cintia. No te acordabas mucho de ella pero había sido maestra de tu hermano y él te dijo: “Es la mejor seño que podés tener”. Y fuiste “Arco Iris”, uno hermoso, lleno de colores, de alegría, de brillo, así como sos vos. Asomando siempre después de cada tormenta con la sonrisa y la picardía pintada en la cara. Y este fue el año para poner en la vitrina, para mirarlo cada tanto y reir y llorar de emoción. Compartiste el año también con la seño Paulita y luego con la seño Lau. Un sol de maestra que te llenó de besos, canciones y contención. Y fuiste morochito de verdad el 25 de mayo con una enorme peluca de rulos negros. Y el 9 de julio vi el himno más lindo que vi en mi vida. Y dije bien: VI. Cantaste el himno en lengua de señas y paralizaron el estadio Obras completo. Vestidos con una camiseta en la que pintamos en familia la bandera. Jamás voy a olvidar ese acto.

Y este fue el año de los amigos, de fortalecer lazos, de crecer juntos. De hablarles por teléfono, de llorar por los que se van. Fue el año de sorprendernos aprendiendo a escribir, de mostrarnos lo responsable que sos con tus cosas, y de disfrutar del jardín más allá de los tropiezos y de no poder permanecer en una silla. Hace un par de meses atrás te escuché hablar con tu hermano y le preguntabas por qué te había dicho que Cintia era la mejor seño que podías tener. Y Ezekiel te contestó: “por que con ella aprendí a escribir, porque cuando te reta te dice un chiste, porque es divertida… No sé, Joako… porque la quiero mucho, porque es la mejor”. Y se quedaron callados. Al rato te dice: “Por qué me preguntaste eso de Cintia?”. Y le dijiste con tu vocecita: “Porque tenías razón”. Sin palabras.

Y ahora estás ahí, paradito, con tu gorro de egresado y no puedo creer el tiempo que pasó. En este mismo instante te veo en brazos de Loly saludando con la manito para que te dejara y me fuera tranquila. Nancy me saca del recuerdo cuando dice tu nombre en el micrófono. A mi se me estruja el alma y ahí vas vos a abrazar a tu seño Cintia, y es un abrazo infinito que ella te devuelve. Y sos uno más en la fila de niños que reciben su medalla, pero para mí sos el único. Se me caen las lágrimas y te veo borroso y llena de orgullo. Ahí está mi Morochito bello, radiante, con dolor de panza pero feliz. Y para finalizar, una última canción. “Aprender a volar”, en lengua de señas. No puedo dejar de llorar.

Qué más puedo decirte de este año? Que se termina. Y que con él termina una etapa maravillosa, la del jardín. Y que tuviste la suerte de tener a las mejores seños. Y a los mejores amigos. Seguramente alguno, te acompañará por la vida. Seguramente alguno crecerá a tu lado. Seguramente alguno podrá vivir junto a vos esos sueños que forjaron durante estos años. Aprendiste a volar. Felicitaciones, Joakim. Sos mi Morochito egresadito. Perdón, mi Morocho egresadito.

4 comentarios:

  1. Lograste que termine de leerlo medio borroso, no da mariconear en el roca hasta me hiciste sentir lo q ibas diciendo

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    1. Gracias, Roma por leer y por comentar!!! Y en el Roca "da mariconear", los sentimientos no tienen lugar.

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  2. Hermosa descripción y trasmisión de emoción y sentimierntos. Suerte que lo leí hoy!! Mañana voy a estar preparada!!!!

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"Quien escribe es escritor sólo si ha encontrado quien lo lea."
Gracias por leer y comentar!!